martes, mayo 02, 2006

Aparecer en lo cinematográfico

En el inicio el aparecer en lo cinematográfico era en la sombra, oculto detrás de este mismo cine, ICARO se llamaba el lugar y colindante a un casa de putas lo esperaba. Pero el CINE tiene algo que supera a la sombra y eso es la multitud, el visor distraído, ese sentir prolongado desde hace un poco más de cien años, la sombra no podía ser el lugar para confluir con la multitud entonces, tendría que ser otro y se encontró con el cadáver, con las butacas añosas del antiguo cine arte Normandie, ese lugar que expele a cine, que nos sigue recordando, como el susurro gélido de la muerte, que ya nos llegó la hora, pero ahora como Alameda.

Entonces al plantear el aparecer en lo cinematográfico éste se sitúa desde la construcción, desde la conciencia de la acción representacional. Retórica de la desaparición del ilusionismo, del conformismo plástico y cinético, del mero acceso al consumo de imágenes, del círculo sin posibilidad de finitud.

El aparecer reconoce también la condición de otro frente al cual emerge, en donde está sometido a las categorías representacionales propias de éste otro, estableciendo así su estado de dependencia. Pero que denota lo emergido, como un algo diferente, independiente en su existencia y que apela a ese otro como interlocutor.
Si no existiese ese otro, ¿qué haríamos con el dolor, con la muerte? El aparecer en lo cinematográfico trabaja desde los márgenes propios de la representación cinematográfica, porque hay conciencia de esa muerte, de los recursos propios de la cinética de las imágenes, como única forma de construcción.

En esta retórica de nombrar lo innombrable, de hacer emerger lo que no se nombra, lo que se escabulle en los fondos públicos, en los filmes, en las críticas, en el hablar cotidiano, el aparecer en lo cinematográfico encuentra su segundo estadio, haciendo asomar lo que incomoda, eso que nos involucra, lo público. Eso que surge cuando el simulacro político se transparenta, cuando lo amarillo se momifica, justo ahí cristalizándose como emergido.

El aparecer no pretende fundar ni refundar un estilo, escuela ni situación nacional con respecto al quehacer del cine, sino cuestionarse por la pregunta, por lo que connota y por lo qué lo hace obra, abarcar las miradas idas, perdidas y ausentes en el cúmulo de fotogramas pixelados en el tiempo.


El tiempo perdido / José Luis Gómez
Recreo... ciudad de niños / José M. Santa Cruz G.
El Navaja / Adela Altamirano F.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aparecidos...

Anónimo dijo...

primero, es siempre un agrado ver cosas por primera vez.... me cuesta un poco criticar o hacer algun comentario asi tan rapido (vengo recien saliendo de la sala), pero aun asi, siempre es una gran experiencia (nos guste o no lo q veamos)

no soy un experto en cine ni nada q se le paresca, pero la invitacion a escupir me dio el empujon para entrar aqui. tengo solo una reflexion y la hago desde la nunca bien ponderada comparacion, pero es inevitable para mi despues de ver tres al hilo. me quedé con la sensación de que los dos primeros cortos ("recreo..." más q "el tiempo...")eran un poco pretenciosos, quizás no fue suficiente la duración, quizas el guión no acompañó, quizás q chucha, pero me dejaron el gusto a q se quemaron demaciados cartuchos para tan poco rato (los 15 min)
lo demás.... aplausos, muy bien q se hagan las cosas, muy bien q sea en grande, muy bien que se compartan las miradas.